Cosas de Familia: Don Pío (6)

Esta Sociedad de Consumo

Don Pío y familia, como representantes de la clase media española que quiere subir a toda costa algún peldaño mas en la escala social, cuanto más alto mejor, llegando incluso a intentar aparentar más de lo que realmente son, no están a salvo de las reglas para conseguir estos propósitos; reglas que vienen marcadas a fuego en nuestra sociedad. El consumo. Sin consumo no hay flujo de capital, y sin flujo de capital, llega la crisis, que en esta ocasión está ocasionada por un excesivo flujo de capital. Tan excesivo que superó al que realmente había disponible.

Pero esto ya lo explica muy bien ese señor mayor tan sabio llamado Leopoldo Abadía. Áquí hablamos de microeconomía, de economía doméstica, de andar por casa y un poco por la calle, de esa que es la que nos preocupa a los ciudadanos de a pie que de vez en cuando nos montamos en una máquina que no es nuestra totalmente, y cuando lo es, ya está inservible, la que nos hace creer que con lo que llevamos en el bolsillo vamos tirando malamente (y a veces ni eso), cuando la triste realidad es que estamos siempre en números roísimos (que contradicción con el capitalismo ese color), pues como al señor del Banco le dé por que le devolvamos todo lo que le debemos de una sola vez...
Per osigamos viviendo con la ilusión de que tenemos cosas que nos hacen felices, que el dinero dicen que no dala felicidad, pero lo que si que es seguro es que, la ausencia de el, me da a mi que tampoco, y que encima la quita. Y si nos ponemos con tópicos, no tiene más el que más tiene, sino el que menos necesita.
Y en el caso de la familia Pío, parece que Benita no tiene nada, pues suee necesitar muchas cosas. Y en el contexto en que se mueven estas historietas, esas cosas se adquieren con el poco dinero que consigue ganar mes a mes el pobre Don Pío. 

El objeto de consumo más codiciado en aquellos años era el televisor, que no solo iba a proporcionar a la familia ratos de solaz y esparcimiento propagado por las ondas que emitía TVE desde el Paseo de la Habana, sino que hacía ascender meteóricamente al poseedor del aparato en la escala social y en el aprecio y envidias de los desafortunados que no poseían tal aparato. Una de las reglas de oro del consumismo: crear necesidade de cosas que no se necesitan.

Otro sufrimiento constante: la ley de la oferta y la demanda, las ofertas que se agotan, tratar de comprar más barato, el ahorro y la satisfacción de que lo mismo que tiene el vecino lo hayas conseguido más barato;en el caso de los realmente ricos, suele ser al revés, y también con los artículos de lujo. Parece contradictorio presumir de que la cafetera nos costó 2€ más barata en la tienda X, porque eso nos sitúa por encima del que pagó 2 euros de más, nos hace más aptos, más inteligentes; mientras que en el caso de los artículos de lujo se da el fenómeno de lla ostentación. Aquí lo importante es mostrar que somos más aptos, pero en este caos porque tenemos poderío económico, que nos deja permitirnos adquirir algo tan caro.
Por ejemplo: Ahora nos parece algo que ha de estar ahí, imprescindible, pero antes el hacer la labor que este electrodoméstico desempeña era lago árduo. Y si encima no tenias agua corriente... y lo mejor de todo es que tampoco hay que retroceder tanto tiempo. La lavadora! O el aspirador...







Y es que parece mentira, pero si uno se para a pensar, el día que falla la conexión a Internet se desata la catástrofe, y si te olvidas el móvil en casa (menos tu, muxhaxho) parece que el día se torna cuesta arriba. Es fácil verse reflejado en las historietas de Don Pío, sólo hay que ponerse en su lugar. Bueno, también tener en cuenta la época, la situación socioeconómica, la manera de pensar de entonces...

Pues estos han sido unos ejemplos de Don Pío y el consumismo. Como no, si tiene que ahorrar, ahorra, y como podemos ver en el caso de la estufa, de manera inteligente, pero tampoco va a escatimar en cuanto tiene algo de dinero extra.







Acabo ya con los vendedores ambulantes, que si bien eran y son una lacr, tengamos en cuenta que ellos también tienen que trabajar. Pero que les compren otros! Al menos, en tiempos de Don Pío no existía la despiadada venta telefónica que tiene lugar hoy en día. No sé vosotros, pero basta que traten de venderme algo por teléfono de esa manera tan machacona e impertinente, para que el producto que se me ofrece entre automáticamente en mi lista negra y no lo compre jamás. Igual si lo hiciésemos todos se acabaría ese despiadado acoso del siglo XXI, pero...creedme, les funciona.













3 comentarios:

  1. «...y si te olvidas el móvil en casa (menos tu, muxhaxho)...» Pero, ¿esto es un blogue o un epistolario a ese tal muxhaxho a quien los dioses confundan?
    Por lo demás, suscribo todo lo dicho sobre el consumismo y la creación de necesidades artificiales. Y ahora, a leer unos Donpíos.

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  2. Esto de hacer bloques temáticos de historietas y hablar de cualquier cosa no acaba de convencerme, porque lo suyo sería hablar de las historietas, pero realmente escribo lo que me sale, lo que me sugieren las historietas, y es una excusa para ponerlas, en lugar de hacer solo una galería sin texto, una forma distinta de ponerlas, supongo. Btw, muxhaxho, quien quiera que seas, ¿viste el Cebolleta sobrenatural?

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  3. Si te refieres a la entrega 8 de Cebolleta, sí la devoré íntegramente en su momento, no pertenece por tanto a esa creciente pila de «posts» cuya asimilación tengo pendiente.

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