Reflexiones calcinadamente miajillísticas

Todos los años lo mismo. Si el invierno, o lo que no ha sido verano, ha sido lluvioso, la vegetación es exuberante, lo que aumenta el riesgo de incendio. Si ha sido seco, la vegetación también está especialmente seca, lo que aumenta el riesgo de incendio. El riesgo de incendio siempre está aumentado. Uno de los pocos privilegios de que disfruto es el poder asomarme a la ventana de mi hipotecada casa y ver… bueno, mas casas, si, pero también una masa forestal impresionante, árboles y más árboles hasta donde abarca la vista. Salgo a la calle y tras caminar cinco minutos me encuentro en mitad del campo, cinco minutos a pie, rodeado de altos pinos y todo tipo de fauna. Vivo en una ZEPA, además de en la parra… Una ZEPA es una Zona Especial de Protección de Aves. Si miras al cielo allí, seguramente verás planear un águila imperial o un buitre negro. Una vez, un águila imperial se posó en una señal indicadora de curva peligrosa, y mientras yo pasaba emprendió el vuelo. Es escalofriantemente hermoso. Todos los días veo caballos y vacas de la apreciada raza avileña, apreciada en la parrilla, eso sí, pobres bichos pienso a veces, menos cuando tengo la suerte de disponer de un despersonalizado (desanimalizado) filete a la brasa en mi plato. Al menos esos animales no están embutidos en su corta vida en estrechos corrales. También veo zorros, ardillas, ciervos, liebres, alguna serpiente y multitud de pájaros de todo tipo además de los mencionados. Alguna noche, sentado en una roca cerca del río, puedes oir la melodía que tocan los grillos mezclarse con el siseo de los árboles mecidos por un suave viento, y en el cielo que asoma entre las copas de los pinos, robles o encinas aprecias multitud de estrellas, muchas más de las que te imaginas. En mi casa, aparte de algún mueble, la cama o diversos electrodomésticos, hay recuerdos y cosas sentimentalmente valiosas. Fotografías de seres queridos que ya no están, de seres queridos que siguen estando, de seres que fueron queridos y que ya no lo son o no lo son tanto o que piensas que podrían seguir siéndolo, imágenes congeladas de un día que no fue un día cualquiera, e incluso imágenes que se mueven evocando ese día. Miles de páginas leídas y sin leer que te enseñaron algo, aunque fuera a disfrutar de saber descifrar unos símbolos unidos entre sí mediante una serie de convenciones preestablecidas y aprendidas hace muchos años, lo que se suele llamar el saber leer y disfrutar de ese conocimiento. En muchas de esas páginas, en mi caso, prevalecen las imágenes sobre el texto, aunque también hay de eso. A veces son en color y otras en blanco y negro. Y en una curiosa práctica editorial que se dio durante una época, en raros bitonos magenta, rojo, verde o azul… no solo hay tebeos de Bruguera, hay tebeos en general. También películas y discos. Hasta de vinilo y todo, y alguno que me reportaría un pellizco económico apreciable si decidiera venderlo. Pero no lo hago por pereza nostálgica y una afortunada, de momento, falta de necesidad. También hay papeles que si desaparecieran se me pedirían para cualquier burocracia frustrante, datos importantes hasta que se pierden, cosas que de repente encuentras sin buscarlas y otras que por más que busques, no las encuentras. Mucho trasto que jamás has usado y otros muy usados que ya no sirven. Cajas con ropa de temporada que habrá que volver a abrir en breve y rellenar con la que es demasiado ligera o corta para afrontar el frío. Toallas, cazuelas, tenedores, jarras, saleros, sillas…. En mi casa hay pedazos de mi vida. También está mi vida. No solo la mía propia. Está la de mi pareja, que tiene la desdicha de compartirla conmigo. Y unos pequeños seres muy inteligentes y zalameros que arañan el marco de la puerta y tiran cualquier cosa susceptible de romperse al caer; unos cuantos gatos. Tengo conexión a Internet, de ahí que exista El miajilla. A veces, mientras hago cosas muy tecnológicas impensables hace unos años… qué narices, hace unos meses incluso, se oye en el exterior un acompasado sonido de cascos, y pasa un paisano tocado con boina montado encima de un burro con alforjas de cañizo. Qué contraste tan maravilloso. A poca distancia, en coche, está mi pueblo. A diez minutos, pero no diez minutos de autopista, sino de tortuosa carretera local, muy bien asfaltada, eso sí. Hago este distingo porque no vivo en mi pueblo, vivo cerca, en otro. Aunque nacido en ciudad, mis raíces están en ese otro pueblo, y gran parte de mi vida. De hecho a veces paso más tiempo en mi pueblo que en mi otro pueblo. Allí está parte de mi familia y en verano y fechas festivas, casi toda. Allí tuve grandes amigos, y los que no tuve allí han ido en alguna ocasión. Hasta el Muxhaxho ha ido. Y Albertoyos. Y Rafa creo que también, aunque por parte de mi hermana. Y solo de los que han salido en El Miajilla, porque los que no han comentado cosas, también han estado allí. Hasta Alberto, que conocí allí y que me ha dado las gracias en su blog por ir a otro lado, tonto, que me pillaba de camino. (Si, blog, blojjj es El Miajilla). En mi pueblo huele a invierno y siempre que nieva sale en las noticias. Dicen que tiene dos estaciones, la de tren y el invierno. También está rodeado de un entorno privilegiado, y caminando un poco más que desde mi casa, más que nada porque el pueblo es más grande, también te encuentras rodeado de pinos, o robles, encinas, saucos y muchos tipos de árboles que no me sé. El pueblo tiene castillo y un convento sin frailes, pero si un fantasma que investigaron Jiménez del Oso y Félix Rodríguez de la Fuente, que ganó porque el fantasma era un búho. Allí me compré mi primer tebeo con mi propio dinero, el Olé! De El Caso del Calcetín, cuando la contraportada marcaba 60pts y un chímpico Mortadelo disfrazado de guerrero medieval perseguía mandoble en ristre a un chímpico Filemón. También me regalaron allí mi primer tebeo de Astérix, La Gran Zanja, y leí una y otra vez mi primer tebeo de Pumby, ya desaparecido por el paso del tiempo, que contaba la historia de Súper Pumby y de cómo adquirió sus poderes al compartir su sangre con un agradecido gigante egipcio que luego se volvía malo por culpa de un maligno hipnotizador… si alguien puede decirme que tebeo ese o darme pistas, se lo agradecería infinito. Allí conocí a Spiderman en su versión de Vértice, y la revista 1984 y las demás. Y muchas más cosas, retazos de vida, como cuando subimos un banco público al Risco de Santa Ana con nocturnidad para tomar el fresco, o cuando el muxhaxho y yo regresamos al amanecer a casa solo para seguir despiertos por ahí, sin hacer nada más que estar. Allí recorríamos el monte sin problemas de respiración entrecortada y fatiga, montaba en bici a las tres de la tarde sin peligro de infarto combinado con insolación, jugaba al fútbol contra el chupón de los Marios, veía los fuegos artificiales que inauguraban y siguen inaugurando las fiestas de julio, que la gente sigue invariablemente jaleando con el imprescindible ooooooooooooh. Allí jugamos al 27, un juego particular que no explicaré porque es secreto, nos reíamos del pobre Waldo, que era de Toledo y se reían de nosotros algunos otros que no eran de Toledo, el círculo de la vida. Remedábamos el Rambla arriba Rambla abajo por la calle principal que se llamaba Del Generalísimo y ahora se llama Principal. Mi hermana tenía cacharritos, mi otra hermana tenía una pieza de Tente alargada que simulaba un cigarrillo del mismísimo Clint Eastwood y mi hermano protagonizaba las más espectaculares caídas de bicicleta jamás vistas en compañía de mi primo el de los escocianos. En fin, la vida. Cada uno tiene la suya. Afortunadamente todo eso sigue ahí. Algunas cosas faltan, otras sobran y otras vendrán. Me asomo a la ventana y veo esa masa forestal. Pero hace unos días volví a coger la carretera que va a Madrid. La que sale de mi casa y pasa por mi pueblo. Porque hace poco estaba cortada, y tenía que ir por un camino alternativo, dando un gran rodeo. El paisaje que vi formaba parte de mi vida. Lo he visto mil veces. No. Más de mil. Muchísimas más. No es mi entorno más próximo. Mi casa y mi pueblo se han librado esta vez. Pero la gente de allí, no. Afortunadamente sus fotos, los tebeos de quien los tenga y libros, discos, sillas, tapetes, siguen en su sitio. Pero menudo susto. Lo que pasa es que se asoman a la ventana y lo ven todo negro. Y caminan 5, 10, 15, 20 minutos, y lo ven todo negro. Yo me he asomado. Hay un pequeño desfiladero en el que hace años, muchos años, había indios que atacaban el Renault 6 conducido por mi padre, que avanzaba renqueante hacia o desde mi pueblo. Antes o después, dependiendo del sentido de la marcha, hay un puente. Hay gente que hace puenting. Si miras hacia abajo, o a los lados, donde sea que mires hay bosque, montañas cubiertas de pinos, hay una naturaleza sorprendente, que huele bien, que te llena de salud. Ahora está mordida, cerca de Santa Maria de la Alameda. Un poco más allá, pasado el puente, hay muchas curvas. Y en primavera huele a ambientador bien hecho, ya puedes tirar ese pino de cartón que llevas colgando del retrovisor, y se respira aunque te niegues a respirar. Sólo puedes pensar “qué bonito es esto” aunque no vayas pensando en nada o quieras pensar en otra cosa. Ahora está en blanco y negro y todavía humea, y mejor no respires aunque quieras. Más que nada porque también te corta el aliento, ese nudo en la garganta. También se veían señales de tráfico advirtiendo de animales, esa triangular en la que aparece un ciervo saltando. Esas señales no están habitualmente, así que quiere decir que se han visto animales cruzando la carretera, huyendo del fuego que se comió sus casas sin techo. A ver quién es el listo que ve ahora Bambi. Tampoco había señales de las que previenen de posibles desprendimientos. Es que no había señales, ahora hay heridas, pronto cicatrices. Por el otro lado no he querido ir. Se ven fotografías e imágenes que ya duelen mucho. No he querido ir, y es que afortunadamente no tengo por qué hacerlo. Pero a mucha gente no le queda más remedio. Se levantan y cada día ven que les han quemado sus paisajes. Siguen teniendo cosas en su casa, aunque no las encuentren por mucho que busquen y encuentren otras sin buscarlas. Pero ya no hay colores. Al menos el cielo sigue siendo azul, pero durante unos días ha sido rojo y negro. Pronto será gris, como el resto del entorno. Pero no solo ha pasado esto en Robledo de Chavela, Santa María de la Alameda y Valdemaqueda. En otros sitios la gente ha perdido sus cosas y ya no las van a encontrar sin buscarlas. Ni buscándolas, porque se las ha comido el fuego. Ahora mismo, mientras tecleo, se están quemando Coín, Alhaurín El Grande, Mijas, Ojén y Marbella. Se está quemando pino carrasco, y es que el pino está por todas partes, es un árbol muy recio. Pero el fuego no sabe de eso. Ni de los animales ni de las gentes. Es como Galactus. Este verano se han quemado otra vez muchos campos de fútbol, es lo que pasa, que estamos curados de espanto. Una fotografía, un vídeo y unos datos traducidos a campos de fútbol no impactan. Verlo duele, de verdad. Sentirlo es sentir dolor, aunque no el dolor de los quemados, que eso si que duele. Es un dolor profundo, interno, que uno es incapaz de exteriorizar. Este verano se ha quemado Castellet i la Gornal en Barcelona, Alajeró y Vallehermoso en la Gomera; pino canario, palmerales y laurisilva, Garajonay, 4000 campos de fútbol (y yo que no me hago una idea de lo que es un campo de fútbol, solo de lo que es un montón de monte quemado… que detrás de la paradilla se ven las colinas grises y no es por la lejanía). Llocnou de Sant Jeroni en Valencia, 1350 hectáreas (pues 1350 campos de balompié), más pinos, acebuches y algarrobos; Rasquera en Tarragona, 3000 Ha,. Cortés de Pallás, Andilla, Turís, Montroi, Real, Llombai, Catadau, Carlet Y Tous en Valencia, 50000 hectáreas, más superficie de la que te puedes imaginar a no ser que mires al mar, y eso que el horizonte engaña, con lugares de importancia comunitaria, en lo que respecta a conservación del hábitat y zonas ZEPA, carrascales levantinos, rapaces y murciélagos de cueva como Batman pero de verdad. Moratalla y Hellín en Murcia y Albacete, 1370 ha, tarayales, fresnedas, alamedas y saucedas, la nutria y el galápago leproso y el omnipresente pino carrasco. Concentaina y Alcoy en Alicante, el Parque Natural de Sierra Mariola, 500ha. La Jonquera y L´Alt Empordà en Girona, 13000 ha, bosque mediterráneo de alcornoque y encina, desde ambientes húmedos con orquídeas, acebos y tejos hasta la brota mediterránea con aulagas y jaras y la tortuga mediterránea. Vilaflor, Adeje, La Orotava en Tenerife, 5200 ha de pinares de pino canario: Reserva Natural Especial del Barranco del Infierno, Parque natural de la Corona Forestal, el espacio natural protegido más extenso de toda Canarias formado por un frondoso bosque de pinos y otras especies vegetales de alta montaña que rodea al Parque Nacional del Teide, con sabinares y restos de bosques primitivos. Las Hurdes y Cambroncino en Cáceres, 621 ha, con ZEPA e importantes colonias de cría de especies amenazadas como el buitre negro, brezales mediterráneos y formaciones de enebros. Y pinos. Chequilla, Checa, Alcoroces y Traid en Guadalajara, 1100 ha del Parque Natural de Alto Tajo, con pinares de pino albar y pino salgareño. La Sierra de Gata otra vez en Cáceres, 600ha, castañares, brezales, robledales. Gran importancia de las poblaciones de lobo y lince ibérico. Villa de Mazo en La Palma, 1700 h tabaibales-cardonales, sabinares y restos de bosques primitivos. Más pinos. Tambien en La Palma, El Paso, 900ha de pinares de pino canario y zonas de matorral. Benágeber, Tuéjar y Chuelva en Valencia otra vez. Bosque mediterráneo con pinares, 670 ha. O Barco de Valdeorras en Ourense, pinos y carballeiras montanas galaicas autóctonas, 1600 ha. Navas de Estena en Ciudad Real, 537 ha de bosque mediterráneo y el Parque Nacional de Cabañeros. El Águila imperial ibérica, la Cigüeña negra o el Buitre negro. Torremanzanas; Penáguila y Benifallim en Alicante again. 600ha de pinares. Valdefuente de Sangusín, Peromingo, La Calzada de Bejar y Horcajo de Montemayor en Salamanca, 1080 ha de bosque mediterráneo de encina y melojo, tierras agrícolas y pasto, Reserva de la Biosfera de la Sierra de Béjar y Francia, bosques de ribera, encinares, melojares, castañares, madroñales y pinares. Alberga especies emblemáticas como el buitre leonado, el lince ibérico, la cigüeña negra y el águila real. Solana de Ávila y Palacios de Becedas en Ávila. 1355 ha, el Parque Regional de Gredos, un excepcional paisaje de alta montaña, lagunas glaciares, pinares, piornales, gargantas y ríos, 230 especies de vertebrados; la flora, por su parte, está formada por más de 1500 especies. Cubo de Benavente en Zamora, 788 ha de melojares y pinares. Castrocontrigo, Luyego, Quintana y Congosto, Castrillo de la Valduerna y Destriana en León. 11.725 ha de pino, encina, roble, matorral, pastos y cultivos. ZEPA Montes Aquilianos con Aguilucho pálido, Aguilucho cenizo, Halcón peregrino, Perdiz pardilla, Águila real, Águila culebrera, el Águila calzada, la Chova piquirroja y el Roquero rojo, melojares y pinares. Aras en Navarra, 1000 ha de pinos carrascales continentales. Trasobares, Calcena, Talamantes y Ambel en Zaragoza. 3500 ha de pasto, matorral y superficie arbolada, fundamentalmente pinar y encinar. Parque Natural del Moncayo, LIC Sierra del Moncayo y ZEPA Sierra del Moncayo-Los Fayos-Sierra de Armas. . La fauna también es rica y variada, abundando las grandes rapaces. Y suma y sigue, eso hasta ahora y seguramente otros de los ue no tenemos conocimiento, muchísimos conatos… Todos los veranos lo mismo. Y lo peor es que no es solo en verano. En enero, en Pías, Zamora, 1115 ha de melojares, robles, abedules y matorral asociado, ZEPA Lago de Sanabria y alrededores, con fauna población reproductora de Aguilucho Cenizo, y la de Perdiz Pardilla. En Febrero, Pujerra, Serranía de Ronda en Málaga. 500 ha de pino insigne, castaños, carrasco, enebro y coscojas. Hermisende en Zamora, 2329 ha. En Marzo, Noceda, Sierra de Gistredo en León. 550 ha de melojares subatlánticos y pinares de repoblación. A seguir repoblando. Montanuy, en Huesca, 2084 ha de pinares y quejigares. Truchas en León, 905 ha de melojares. Carballeda de Valdeorras en Ourense, abedulares, melojares y pinares negrales. Parque Natural de las Fragas de Eume, un ecosistema único en Europa de alta biodiversidad con un bosque atlántico muy característico influido por el mar en Ferrol, A Coruña. 750 ha con helechos, bosque atlántico y eucaliptares. Parque Natural de Somiedo, Cangas de Narcea en Asturias. 700 ha de roble albar, castañedos, rebollares, pinares, hayas, abedulares, brezales de brezo rojo y tojales, con urogallo, lobos y osos, que de estos quedan pocos. Así que ando algo quemado con este tema.

Niños y señoritas, con ustedes, Robert Segura; Rebóllez y Señora



Retomando el artículo Las mujeres y los niños… ¿Primero? En las revistas de Bruguera , precisamente en DDT y Can Can apareció el protagonista final de este artículo que ahora comienza. El DDT, inicialmente contra las penas, apareció en 1951 tras el fracaso de El Campeón y la primera época de Súper Pulgarcito. Imaginándonos lo que debió de ocurrir entonces, evocamos a un Rafael González entrando en la redacción de Bruguera a principio de la década de los 50 y reuniéndose con Peñarroya, Cifré, Conti, Jorge y Escobar, con los más neófitos Nadal, Vázquez y Schmidt mirando por encima de los hombros de los veteranos. Don Rafael dejaría de golpe sobre una mesa un puñado de ejemplares de la revista argentina Rico-Tipo espetando a sus empleados: “Señores, esto es lo que quiero”. Es muy obvio que DDT era en sus inicios un calco de Rico Tipo, y si algo caracterizaba a la revista argentina, de gran éxito y tirada, eran las Chicas de Divito. No solo la sección que llevaba ese nombre, sino cualquier muchacha agraciada salida del pincel del bonaerense, con un físico voluptuoso y refinado a la vez, combinando una estrechísima cintura con amplias caderas y un busto prominente, estilizadas definitivamente con unas kilométricas y bien torneadas piernas, todo ello coronado con hermosos rostros de enormes ojos, largas pestañas, y turgentes labios. Y los bruguéricos autores aplicaron sus nada despreciables dotes gráficas para crear a las más bellas y exquisitas chicas, siendo los especialistas, tanto en portadas como en el interior, Peñarroya, Nadal y Cifré. Eso si, los ejemplos de portadas con glamourosas chicas son escasos. Para verlas había que pasar el interior.



Portadas de Rico Tipo por Divito y Mazzone






Portadas del DDT por Cufré, Peñarroya, Nadal y Segura


Cucufato Pi, de Cifré,  rondaba desesperado y sin éxito a las más bellas señoritas. Casildo Caslasparra, de Nadal, sufría el dominio de su bella e implacable esposa, prima hermana de la rubia Rosita, la Vampiresa, en el sentido dado a la mujer que utiliza sus encantos y atractivos para beneficio propio a costa de sus conquistas. Pero lo más destacado, al menos para este humilde cronista, fue la creación de la Familia Cebolleta, que en sus primeras entregas contaba con Pocholita, también de primorosa prestancia. Desgraciadamente, en 1952 se puso en marcha de la Junta Asesora de la Prensa Infantil, por lo que los contenidos, no solo del DDT, sino de todas las revistas, sufrieron un serio revés de parte de la censura. Entre 1952 y 1955 desaparecía Doña Tula, se diluyó la belleza femenina hasta la desaparición en muchos casos y a Doña Urraca le salió un Caramillo.




 Hacia 1957, Bruguera era ya una verdadera industria del tebeo, una fábrica de revistas de historietas al por mayor, y las cosas les iban muy bien a los hijos de Pantaleón Bruguera. Pero había varios dibujantes descontentos, que llevaban quemándose las pestañas varios años sujetos a contratos abusivos sin libertad creativa (dentro de la falta de libertad general) y sin derecho a sus vástagos bidimensionales. Por entonces, la férrea mano censora se relajó ligeramente, sin dejar de estrangular, y esto coincidió con la espantá de los cinco grandes para fundar su propia revista que tantas veces hemos glosado en este blojjj. En Bruguera, aparte de la rabieta desmedida que debieron de cogerse los gerifaltes, este hecho tuvo consecuencias inmediatas. Los disidentes tuvieron que ser sustituidos por savia nueva, formándose lo que se da en llamar La segunda generación de la escuela Bruguera. El DDT (también el resto de publicaciones) se remodeló, adaptándose a los nuevos fichajes que rellenarían los huecos dejados por la estrellas. Allí y entonces surgieron los Rebóllez, con esa señora Rebóllez que inicialmente fue algo desgarbada y poco agraciada y que terminó convirtiéndose en una bella señora. Porque el DDT se había ido infantilizando en sus contenidos, pero la aparición del Tio Vivo de DER, aparte de originar en respuesta agresiva la aparición por parte de Bruguera de la  “osada” revista Can Can en 1958, supuso una relativa adultización de parte del contenido del DDT. Can Can duró dos años, hasta 1960, el año del regreso definitivo al cubil de los tioviveros, que regresaron con dicha cabecera bajo el brazo, de la que acabó responsabilizándose Bruguera, aunque ya desde finales de 1958 se fraguaba el final de la aventura, con el regreso de los 5 grandes, sin los cuales, bastante duración tuvo el Tio Vivo. 























Segura comenzó a colaborar con Bruguera en 1957, dibujando chistes para la agencia que luego los exportaba al extranjero. Rebóllez y señora fué su primera serie con personajes fijos y si nadie me dice lo contrario, se publicó por primera vez en el DDT nº 324 del 1 de Agosto de 1957. Fué una serie que nació muda y que luego comenzó a tener voz, pues tal es una de las características de las esposas según el tópico: la incontenible verborrea. Y es que Segura recurre a todo tipo de tópics que algunos pueden considerar machistas y que yo prefiero considerar como reflejo de una época y la mentalidad de la misma. El tópico es gracioso para unos y ofensivo para otros, pero es lo que es, y ahí está. 


La primera tira publicada, DDT nº 324















En esta primera serie de tiras, extraídas de diversos números de la primera época del DDT comprendidos entre el 324 y el 367, o sea. Entre el 1 de Agosto de 1957 y el 24 de mayo de 1958, podemos contemplar la evolución física de la Sra. Rebóllez, caracterizada inicialmente como una especie de mujer pajarraco asexuada que va transformándose progresivamente en una agraciada señorita. Rebóllez va perdiendo una extremada caricaturización para estar más acorde con el estilo de su esposa. Eso sí, vemos que cambia su calva, ya que le crece el pelo. Son escenas domésticas basadas en tópicos y cosas que se daban por hechas, como que al llegar a casa estuviera lista la comida primorosamente (o no) preparada por la mujer, los trabajos teóricamente pesados, o sea, reparaciones o recogida de leña eran asunto masculino… Asimismo vemos algo de la vida social de los Rebóllez, muy de película chic de la época que incluye viajes de esquí, asistencias a la ópera y visitas a galerías de arte moderno, que siempre es duramente criticado por Segura.









La legendaria demora de las mujeres al “arreglarse” o las lágrimas como chantaje al marido, se conjugan con la torpeza del hombre de ciudad en el medio rural o la pasión por el fútbol, aunque sea en algo tan arbitrario como ser árbitro y sus funestas consecuencias tan características del humor deportivo (y de la realidad en muchos campos de categorías no mediáticas). Y una tira que resultaría tremendamente machista de no mediar un justo sorteo completa esta sección que comprende de los números 373 al 385 del DDT, donde asistimos a una tenue progresión del aspecto de la esposa del señor Rebóllez, que cada vez es más guapa y más parecida a una modelo de alta costura, cosa que veremos ya plena e indiscutiblemente a continuación.



























Y es que Segura estaba al cabo de la calle en tendencias de moda, tanto en lo referente a la costura como a la peluquería. En la primera tira de esta serie, correspondiente al nº 387, vemos a una despampanante señora Rebóllez peinada a la última y vestida impecablemente aparte de lucir pendientes que quedan visibles por la cortedad de su peinado chic; del señor Rebóllez no podemos decir gran cosa estilísticamente hablando, y protagoniza un gag que “padecería” también en varias ocasiones el sin par Rigoberto Picaporte. ¿Por eso se llamará Doña Abelarda la visitante?
El aspecto que desde ahora ostenta (y como) la señora Rebóllez es incontestablemente atractivo; parece un maniquí, que dejará al señor Rebóllez  como marioneta de los encantos de su mujer. Digamos que muchos lectores comprenderán como se deja manejar y transige tanto con la cantidad de gastos que efectúa en compras de vestuario, otro tópico tratado, como no, en estas tiras. La petición de aumento de sueldo, “sugerida” por la esposa, sin duda para seguir con esos gastos, que siempre es iniciativa de la mujer, pues el marido teme el enfrentamiento con su jefe, aunque no tanto como el desairar a la esposa es otro argumento recurrente en este tipo de humor en general, y no hay autor de la escuela Bruguera que no lo haya tocado en historietas con matrimonios como protagonistas. También gags como el de hartarse de una vez por todas de los caprichos y deshacerse de ellos… justo cuando son de otra persona ajena a la pareja, el querer ahorrar en flores y terminar pagando más por querer conseguirlas gratuitamente, la llegada de la televisión al hogar, la obsesión con limpiarse los pies al entrar en casa, el gag del suelo encerado y las tareas “masculinas de la casa qye acaban con el macho con alguna magulladura son temas recurrentes.
Destacamos de esta serie, que comprende los DDT del nº 387 al nº 490 tres tiras. Primero la muda, en la que se vuelve a los orígenes sin palabras siquiera por una vez, publicada en el nº 386. En el nº 456 vemos aquella en la que el Señor Rebóllez ha de hacer de hombre de la casa al tener que investigar, totalmente somnoliento, un ruido sospechoso que su mujer ha escuchado; destacar el camisón de una preciosa señora Rebóllez y el hecho de que no duerman juntos, al menos en esta tira, muy posiblemente retocada debido al arrebatador aspecto de la mujer. Y finalizamos aquella en la que pretenden ir a algún tipo de evento vestidos de tiros largos, en la que podemos comprobar que cualquier tipo, da igual sus hechuras, quedará hecho un pincel vestido de etiqueta, y la exquisitez con que Segura vestía y peinaba a sus preciosas protagonistas cuando se lo proponía, pues en esta tira publicada en el nº 481 del DDT, la señora Rebóllez podría haber competido sin rubor en elegancia y belleza con Grace Kelly, a la sazón ya la princesa Gracia de Mónaco, por mucho Balenciaga o Givenchy que pudiera llegar a lucir la difunta alteza monegasca.














































Situaciones cotidianas, la suegra, la economía doméstica que suele ser gravemente perjudicada por los dispendios de ella, las vacaciones, el ahorro, el coche, los ronquidos de él… La serie continuó durante años con pequeñas anécdotas semanales basadas en los tópicos de los matrimonios de la época. El trazo de Segura, menos frenético de lo habitual y la temática ligeramente más adulta, sin mencionar el innegable encanto físico de la Sra. Rebóllez en abierto contraste con el aspecto anodino de su esposo, quizás con vistas a captar la identificación del público masculino (aparte de por los tópicos, en una especie de complicidad machista, algo ligera pero siempre reflejo de la ápoca) y a hacer albergar esperanzas a alguno de conseguir emparejarse con semejante señora, pues si el narizotas de Rebóllez puede… Y lo mejor de todo es que ya estaban casados, no como el desdichado Rigoberto Picaporte, que pasó decenios ennoviado con la paciente Curruquita, y a pesar de todo y de Doña Abelarda…
Da la sensación de que Rebóllez, como marido y cabeza de familia, es el ser pensante, pues su esposa tiene la cabeza en las nubes, y se podría llegar a decir que a veces parece tonta (además de rubia, otro tópico). La preocupación primordial de Rebóllez es llevar una vida tranquila y sosegada, sin sobresaltos, sobre todo de carácter económico. Cree llevar la voz cantante pero realmente es la en apariencia ingenua y caprichosa señora Rebóllez la que maneja el cotarro y, haciendo un doble juego con el sentido de la moda de Segura, lleva los pantalones.





































Los Rebóllez fueron los claros antecedentes de los señores de Alcorcón, creados en 1959, con la mujer de Arturo, sin nombre conocido, con un físico grácil y bello, aunque los Rebóllez seguirían su camino por separado y paralelamente en las páginas del DDT hasta el final de su primera época. Por aquel tiempo se incorporaría definitivamente al elenco de Rigoberto Picaporte su eterna prometida, Curruquita. No ocurre así con la tremenda doña Abelarda, que en un momento dado se llama doa Clemencia y es una señora rotunda pero mucho menos temible que la sin par futurible suegra posterior. Y por supuesto. la esporádica aparición del señor Cencérrez, padre de Curruquita.
Pulgarcito 1554, 13 de febrero de 1961 (víspera de San Valentín...)posiblemente la primera aparición de Curruquita Cencérrez, acompañada de su padre, de incierto destino...

Pulgarcito nº 1560,27 de marzo de 1961, con la esporádica aparición de una primera "mamuchi", aún sin nombre.

Contraportada del Pulgarcito 1561, 3 de abri de 1961, y doña Clemencia
Pulgarcito 160429 de enero de 1962. .Mamuchi ya tiene aspecto terrible. El final de la historieta, hilarante (o Hilirarante), característico del pobre Rigo.

Pulgarcito nº 1614, 9 de Abril de 1962. Doña Abelarda ya es totalmente doña Abelarda en aspecto.

Pulgarcito 1652. Típica historieta de Rigo afrentando a Doña Abelarda sin quererlo, la tónica general en adelante para el desgraciadete de rigo.
Pulgarcito nº 1789 del 16 de Agosto, ya se refieren a doña Abelarda con su patronímico, pendiente de verificar cuando fué la primera vez.

Hasta entonces, las chicas a las que pretendía el solterón por antonomasia eran más o menos bellas dependiendo del grado de frustración que se quisiera dar a tan desgraciadísimo personaje. Contrastaban enormemente las bien formadas formas y proporciones de las gráciles señoritas con el destartalado aspecto e ingente narizota de Rigo. Las bellas señoritas, en el caso de Rigo y en todos los casos de personajes cuya frustración nacía de la incapacidad total de emparejarse, como Cucufato Pi de Cifré o el timidísimo Ofelio de Jorge, por poner tan solo dos ejemplos, tenían una belleza inversamente proporcional a la capacidad de éxito de los fracasados casanovas y a la ridiculez de su aspecto físico. La verdad es que Segura terminó adecuando ligeramente el aspecto de Rigo al de su novia, como hizo con el señor Rebóllez, simplemente reduciendo su nariz; sin quererlo había acercado ligeramente a Rigo al éxito, aunque fuera solo por las apariencias, tan “Rigobertopicaportianas”. Y al lado de Curruquita, no sólo como perro guardián, sino en la tradición de la guapa que se hacía acompañar por la fea para resaltar aún más su belleza, aparecía esa especie de Yeti fumador de puros llamado Doña Abelarda, viuda de Cencérrez, señor al que conocimos en las primeras apariciones de Curruquita y al que solo un deceso puede dar explicación a la desaparición del padre de la novia, pues un divorcio es totalmente impensable.

Pulgarcito 1532. Rigo recibiendo calabazas.

Pulgarcito 1533, Rigo solterísimo

Pulgarcito 1537. La chica se llama Curruquita, pero no tiene uqe ver con La Curruquita.

Pulgarcito 1542 y una de las antiguas novias de Rigo

Pulgarcito 1547, del 26 de diciembre de 1960. La última novieta de Rigo antes de la aparición de Curruquita.
Tenía que llegar Segura, Robert Segura. Con su trazo imposiblemente frenético y con un sentido de la moda y la actualidad (de entonces) que convertía a sus personajes en verdaderos seres vivos que salían de las viñetas pletóricos de aliento, en seres tridimensionales que rompían la barrera del papel y se iban de aventuras de la mano con los personajes de Raf, otro atípico y gran autor brugueriano. Posiblemente, si los tebeos de entonces se hubieran ido adaptando a los tiempos como lo hacían estos dos autores, no estaríamos como estamos ahora, que aquellos tebeos son ya solo un lejano recuerdo. El definitivo ocaso de la Escuela Bruguera comenzó al no adaptar su humor blanco, que era reflejo de una época, cuando los tiempos cambiaron…aunque los que siguen (mal) vendiendo son los clásicos de siempre. O no, qué demonios, sólo Ibáñez, y tampoco para echar cohetes. Desengañémonos, lectorcetes. Lo del tebeo solo lo mantenemos unos poquitos. Con mucha pasión, si. Pero somos muy pocos… Si ya está complicado lo de la historieta actual y su industria, qué vamos a decir de algo que ya hace más de media vida que dejó de existir. Y encima yo me estoy saliendo del tema. Así que por ahora, acabamos este capítulo...